Convirtiendo calor en energía

Cristal de tungsteno
Cristal de tungsteno

Un nuevo tipo de cristal fotónico de alta temperatura desarrollado por el MIT podría en el futuro alimentar todo, desde teléfonos celulares hasta naves espaciales.

Par David L. Chandler, MIT News Office. Original (en inglés).

Un equipo de investigadores del MIT (Massachusetts Institute of Technology – Instituto Tecnológico de Massachusetts) desarrolló una manera de hacer una versión de alta-temperatura de un tipo de materiales llamados cristales fotónicos, utilizando metales como tungsteno (también llamado wolframio) o tantalio. Los nuevos materiales – que pueden operar a temperaturas de hasta 1,200 grados Celsius – podrían encontrar una amplia variedad de aplicaciones alimentando dispositivos electrónicos portátiles, de naves espaciales a sondas de espacio profundo, y nuevos emisores de luz infrarroja que podrían ser usados como detectores químicos y sensores.

Comparado a los intentos tempranos de hacer cristales fotónicos de alta temperatura, el nuevo acercamiento es “alto rendimiento, más sencillos, robustos y dóciles para la producción barata en gran escala”, dijo Ivan Celanovic, autor principal de una revista académica describiendo el trabajo en la revista científica PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences). Los co-autores de la revista académica fueron los profesores del MIT John Joannopoulos y Marin Soljačić, los estudiantes graduados Yi Xiang Yeng y Walker Chen, el afiliado Michael Ghebrebrhan y el antiguo posdoctorado Peter Bermel.

Estos nuevos cristales fotónicos bidimensionales de alta temperatura pueden ser fabricados casi completamente, utilizando técnicas de microfabricación estándar y equipo existente para manufacturar chips de computadora, dijo Celanovic, un ingeniero investigador el Instituto de Nanotecnologías de Soldado del MIT.

Mientras que hay cristales fotónicos naturales – como los ópalos, cuyos colores iridiscentes resultan de una estructura en capas con una escala comparable a las longitudes de onda de la luz visible – el trabajo actual involucra un material nanodiseñado a la medida para el rango infrarrojo. Todos los cristales fotónicos tienen una celosía (una estructura reticular de barras rectas interconectadas en nudos formando triángulos planos en celosías planas o pirámides tridimensionales en celosías espaciales) de un tipo de material intercaladas con espacios abiertos o un material complementario, para que permitan selectivamente ciertas longitudes de onda de luz que pasen mientras que otras sean absorbidas. Cuando se utilizan como emisores, pueden irradiar selectivamente ciertas longitudes de onda mientras que suprimen fuertemente otras.

Cristales fotónicos que puedan operar a muy altas temperaturas podrían abrir todo un rango de aplicaciones potenciales, incluyendo dispositivos para conversion solar-térmico o solar-químico, dispositivos alimentados por radioisótopos, generadores alimentados por hidrocarbonos componentes para exprimir energía del calor residual en plantas de energía o instalaciones industriales. Pero ha habido mucho obstáculos para crear dichos materiales: Las altas temperaturas pueden llevar a la evaporación, difusión, corrosión, agrietado, derretimiento o reacciones químicas rápidas de las nanoestructuras de los cristales. Para sobreponerse a estos desafíos, el equipo del MIT usó diseño guiado computarizado para crear una estructura de tungsteno de alta pureza, usando un diseño específico geométrico para evitar el daño cuando el material es calentado.

La NASA ha tomado interés en la investigación por su potencial para proveer energía de larga duración para misiones de espacio profundo que no pueden depender de la energía solar. Estas misiones típicamente utilizan generadores termales de radioisótopos (RTGs – radioisotope thermal generators), que recolectan la energía de una pequeña cantidad de material radioactivo. Por ejemplo, el nuevo robot Curiosity que se espera que llegue a marte este verano usa un sistema RTG; será capaz de operar continuamente por muchos años, a diferencia de las sondas alimentadas por energía solar que tienen que agacharse durante el invierno cuando la energía solar es insuficiente.

Otras aplicaciones potenciales incluyen maneras más eficientes de alimentar despositivos electrónicos portátiles. En lugar de baterías, estos dispositivos podrían llevar generadores termofotovoltáicos que producen electricidad de calor que se genera químicamente por microreactores, de un combustible como el butano (el gas que alimenta nuestros hogares). Para un dado peso y tamaño, dichos sistemas podrían permitirle a estos dispositivos operar 10 veces más tiempo del que lo hacen con las baterías actuales, dijo Celanovic.

Shawn Lin, un profesor de física en el Instituto Politécnico Pensselaer que se especializa en tecnología para fabricar circuitos del futuro, dice que la investigación en radiación termal a altas temperaturas “continua retando nuestro entendimiento científico de los diversos procesos de emisión con longitudes de onda pequeñas, y nuestra capacidad tecnológica”, Lin, que no estuvo involucrado en este trabajo, agrega, “este cristal de tungsteno bidimensional en particular es único, ya que es fácil de fabricar y además muy robusto para la operación en altas temperaturas. Este diseño de cristal fotónico debería encontrar aplicaciones importantes en los sistemas solar-térmicos y de conversión de energía.”

Mientras que siempre es difícil de predecir cuanto tiempo le llevará a los avances en ciencias básicas llegar a productos comerciales, Celanovic dice que él y sus colegas ya están trabajando en un sistema de integración y pruebas de aplicaciones. Podría haber productos basados en esta tecnología en tan solo dos años, dijo, y más probablemente dentro de los próximos cinco años.

Adicionalmente al producir energía, el mismo cristal fotónico puede ser utilizado para producir longitudes de onda de luz infrarroja precisamente sintonizados. Esto permitiría análisis espectroscópicos de materiales de alta precisión y llevar a detectores químicos sensibles, dijo.

Reimpreso con permiso de MIT News.

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Una imagen microscópica de la estructura del cristal fotónico de tungsteno revela el espaciado uniforme preciso de cavidades fomadas en el material, que están sintonizadas a longitudes de onda de luz específicas. Imagen: Y.X. Yeng et al.

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http://web.mit.edu/ (en inglés)

Investigadores logran crear células de hígado a partir de células madre

Hepatitis C
Hepatitis C

La hepatitis C, una enfermedad infecciosa que puede causar inflamación y falla de órgano, tiene diferentes efectos en diferentes personas. Pero nadie está seguro por que algunas personas son muy susceptibles a la infección, mientras que otras son resistentes.

Por Anne Trafton, MIT News Office. Original (en inglés).

Los científicos creen que si pudieran estudiar las células de hígado de diferentes personas en el laboratorio, podrían determinar como las diferencias genéticas producen estas respuestas variadas. Sin embargo, las células de hígado vivientes son difíciles de obtener y notoriamente difíciles de crecer en una placa de laboratorio por que tienden a perder su estructura normal cuando son extraídas del cuerpo.

Ahora, un equipo de investigadores del MIT (Massachusetts Institute of Technology – Instituto Tecnológico de Massachusetts), la Universidad Rockefeller y el Colegio Médico de Wisconsin han encontrado una manera de producir células vivientes similares a las del hígado que pueden entonces ser infectadas con hepatitis C. Estás células podrían permitirle a los científicos a estudiar por que las personas responden diferente a la infección.

Esta es la primera vez que los científicos han podido establecer una infección en células derivadas de iPSCs (Induced pluripotent stem cell – Célula madre pluripotente inducida; estas células madre no son tomadas de embriones, sino de otras partes del cuerpo, como las de la piel, y transformadas en células madre) – un logro que muchos investigadores han estado intentando alcanzar. La nueva técnica, descrita esta semana en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), eventualmente también podría permitir la “medicina personalizada”: Los doctores podrían probar la efectividad de diferentes drogas en tejidos derivados de pacientes siendo tratados, y de esta manera personalizar la terapia para ese paciente.

El nuevo estudio es una colaboración entre Sangeeta Bhatia, la profesora de Ciencias de la Salud y Tecnología de John y Dorothy Wilson y profesora de Ingeniería Eléctrica y Ciencias Computacionales del MIT; Charles Rice, un profesor de virología en Rockefeller; y Stephen Duncan, un profesor de genética humana y molecular en el Colegio Médico de Wisconsin.

De células madre a células de hígado

El año pasado, Bhatia y Rice reportaron que podían inducir células de hígado a crecer fuera del cuerpo al hacerlo en placas con micro-patrones especiales que dirigieran su organización. Estas células de hígado pueden ser infectadas con hepatitis C, pero no pueden ser usadas para estudiar pro-activamente el papel de la variación genética en las respuestas virales por que vienen de órganos que han sido donados para tranplantes y representan solo una pequeña población.

Para hacer células con mayor variación genética, Bhatia y Rice decidieron hacer equipo con Duncan, quien había mostrado que podía transformar iPSCs en células similares a las del hígado.

Estos iPSCs son derivados de células normales del cuerpo, usualmente células de la piel. Encendiendo ciertos genes en esas células, los científicos pueden revertirlas a un estado inmaduro que es idéntico a las células madre embriónicas, las que pueden diferenciarse en cualquier tipo de célula. Una vez que las células se vuelven pluripotentes, pueden ser dirigidas a convertirse células similares a las del hígado encendiendo genes que controlan el desarrollo del hígado.

En la revista académica actual, Robert Schwartz, quien tiene un posdoctorado del MIT, y el estudiante graduado Kartik Trehan tomaron estas células similares a las del hígado y las infectaron con hepatitis C. Para confirmar que la infección ocurrió, los investigadores modificaron los virus para que secretaran una proteína que produce luz cada vez que atravesaban su ciclo vital.

“Esta es una revista académica muy valiosa por que nunca se había mostrado que la infección viral era posible” en células derivadas de iPSCs, dijo Karl-Dimiter Bissig, un profesor asistente de biología molecular y celular en el Colegio Baylor de Medicina. Bissig, quien no estuvo involucrado en este estudio, agrega que el siguiente paso es mostrar que las células pueden infectarse con cepas de hepatitis C diferentes a las usadas en este estudio, que es una cepa rara encontrada en Japón. El equipo de Bhatia trabaja ahora hacia esa meta.

Diferencias genéticas

La meta final de los investigadores es tomar células de pacientes que han tenido reacciones inusuales a la infección de la hepatitis C, transformar esas células en células de hígado, y estudiar su genética para ver por que respondieron de la manera que lo hicieron. “El virus de la hepatitis C causa una infección inusualmente robusta en algunas personas, mientras que otras son muy buenas limpiándola. Aún no se sabe por que existen esas diferencias,” dijo Bhatia.

Una explicación potencial es que hay diferencias genéticas en la expresión de las moléculas inmunes como la interleukin-28, una proteína que ha sido demostrado que juega un papel importante en la respuesta a la infección de hepatitis. Otros factores posibles incluyen expresión de proteínas de superficie de células que permiten que el virus entre en la células, y la susceptibilidad de las células a que los virus tomen control de su maquinaria de replicación y de otras estructuras celulares.

Las células similares al hígado producidas en este estudio son comparables a células de hígado durante las etapas avanzadas del desarrollo fetal, dijo Bhatia; los investigadores trabajan ahora en generar células de hígado más maduras.

Como meta de largo término, los investigadores apuntan a tratamientos personalizados para pacientes de hepatitis. Bhatia dice que uno puede imaginar tomar células de un paciente, hacer iPSCs, reprogramarlas como células de hígado e infectarlas con la misma cepa de hepatitis que tiene el paciente. Entonces los doctores podrían probar diferentes drogas en las células para ver cuales son las que son más capaces de limpiar la infección.

Reimpreso con permiso de MIT News.

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Micrografía electrónica del virus de hepatitis C purificado de un cultivo celular (escala = 50 nanómetros). Autor: Charles Rice. Dominio público.

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http://web.mit.edu/ (en inglés)

Errores metabólicos pueden significar la muerte para el ADN

Adenina
Adenina

Muchas funciones celulares críticas dependen de una clase de moléculas llamadas purinas, que forma la mitad de los bloques de construcción del ADN y el ARN (ácido ribonucleico), y son los mayores componentes de los químicos que guardan la energía de las células. Las células mantienen un control rígido sobre su suministro de purina, y cualquier alteración de eso puede tener serias consecuencias.

Por Anne Trafton, MIT News Office. Original (en inglés).

Los ingenieros biológicos del MIT (Massachusetts Institute of Technology – Instituto Tecnológico de Massachusetts) midieron precisamente los efectos de errores en sistemas para la producción y el consumo de la purina. Encontraron que defectos en las enzimas que controlan estos procesos pueden alterar severamente las secuencias de ADN de las células, lo que podría explicar por que la gente que carga ciertas variantes genéticas de enzimas metabólicas de purina tienen un riesgo más alto para algunos tipos de cáncer.

El ADN consiste usualmente de una secuencia de cuatro bloques de construcción o nucleótidos: adenina (A), guanina (G), citosina (C) y timina (T). La guanina y la adenina son purinas, y cada una tiene un pariente estructural cercano que puede tomar su lugar en el ADN o el ARN. Cuando estos nucleótidos, conocidos como xantina e hipoxantina, son insertados por error en el ADN, causan mutaciones. También pueden interferir con las funciones del mensajero ARN (mARN), que carga las instrucciones del ADN al resto de la célula, y las moléculas de ARN que traducen mARN en proteínas.

“Una célula necesita controlar la concentración muy cuidadosamente para que tenga justo la información correcta de bloques de construcción cuando está sintetizando ADN. Si la célula tiene un desbalanceo en la concentración de estos nucleótidos, va a cometer un error”, dijo Peter Dedon, un profesor de ingeniería biológica en el MIT y autor del estudio, el cual aparecerá en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) la semana del 30 de Enero.

Además de formar la columna vertebral del ADN y el ARN, las purinas también son un componente principal del adenosín trifosfato (ATP), la energía concurrente de la célula; de otras moléculas que manejan el flujo de energía de la célula; y de pequeños cofactores químicos requeridos para la actividad de miles de enzimas celulares.

Metabolismo anormal

Docenas de enzimas están involucradas en el metabolismo de purina, y se sabe hace mucho que el mal funcionamiento de esas enzimas pueden tener efectos adversos. Por ejemplo, perder una enzima que salva purina, que recupera nucleótidos de ADN y ARN degradados, lleva a niveles sanguíneos altos de ácido úrico, causando gota y piedras en los riñones – y en casos extremos, un desorden neurológico llamado síndrome de Lesch-Nyhan. Perder otra enzima de salvado produce una enfermedad llamada inmunodeficiencia combinada severa.

El metabolismo anormal de la purina también puede llevar a efectos secundarios para la gente tomando una clase de drogas llamadas tiopurinas. En algunas personas, estas drogas, comúnmente usadas para tratar la leucemia, el linfoma, la enfermedad de Crohn, artritis reumatoide y el rechazo de órganos trasplantados, puede ser metabolizada en compuestos tóxicos. Pruebas genéticas pueden revelar que pacientes deben evitar drogas de tiopurina.

En el nuevo estudio, Dedon y sus colegas alteraron alrededor de media docena enzimas que metabolizan purina en E. coli y levadura. Después de alterar las enzimas, los investigadores midieron cuanta xantina e hipoxantina fue integrada en el ADN y el ARN de las células, usando una técnica de espectrometría de masas altamente sensible que habían desarrollado previamente para estudiar el daño causado al ADN y el ARN por inflamación.

Encontraron que las enzimas que no funcionan bien podrían producir incrementos dramáticos – hasta 1,000 veces más – en las cantidades de hipoxantina incorporada al ADN y el ARS en lugar de la adenina. Sin embargo, vieron poco cambio en la cantidad de xantina insertada en lugar de guanina.

Chris Mathews, un profesor emérito de bioquímica y biofísica en la Universidad Estatal de Oregon, dijo que el encuentro podría ayudar a los investigadores a entender mejor como los defectos en el metabolismo de la purina causan enfermedades. “Esta revista académica abre la puerta a numerosos estudios – por ejemplo, viendo los efectos biológicos resultantes de la acumulación de bases anormales en el ADN y ARN”, dijo Mathews, quien no estuvo involucrado en este estudio.

Científicos han encontrado una buena cantidad de variaciones genéticas en las enzimas que metabolizan purina en humanos, por lo que el equipo planea investigar el impacto de esas variantes humanas de inserción de xantina e hipoxantina en el ADN. También están interesados en estudiar el metabolismo de los otros dos nucleótidos encontrados en el ADN, citosina y timina, los que son pirimidinas.

Reimpreso con permiso de MIT News.

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http://web.mit.edu/ (en inglés)

Virus engaña a bacterias para que trabajen para él

Virus Prochlorococcus
Virus Prochlorococcus

Investigadores del MIT han descubierto que ciertas bacterias oceánicas fotosintéticas deberían tener cuidado de virus con regalos: Estos virus cargan material genético tomado de las bacterias que los hospedaron previamente y con esto engañan nuevas bacterias para que utilicen su maquinaria para activar estos genes, ayudando a los virus a reproducirse, un proceso nunca antes documentado en la relación virus-bacteria.

Por Denise Brehm, Civil and Environmental Engineering. Original (en inglés)

El engaño ocurre cuando un virus inyecta su ADN en una bacteria viviendo en una región del océano sin mucho fósforo. Esta bacteria, bajo estrés por la falta de fósforo – que utiliza como nutriente – tiene su maquinaria para recolectar fósforo funcionando a toda marcha. El virus siente el estrés de la bacteria y le ofrece lo que parece ser una mano de ayuda: genes de bacteria idénticos a los de ella misma que le permitirían a la bacteria recolectar más fósforo. La bacteria usa esos genes – pero el fósforo adicional se gasta principalmente en soportar la replicación del ADN del virus.

Una vez que el proceso se ha completado, alrededor de 10 horas después de la infección, el virus explota la bacteria, liberando la progenie del virus de vuelta al océano donde pueden invadir otras bacterias y repetir el proceso. Los genes recolectores de fósforo adicionales provistos por el virus mantienen su ciclo reproductivo.

En esencia, el virus, o fago, está utilizando un componente muy sofisticado de la maquinaria reguladora de la bacteria para mejorar su propia reproducción – algo que nunca había sido documentado en una relación virus-bacteria.

“Esta es la primera demostración de un virus de cualquier tipo – aún esos bien estudiados en la investigación biomédica – explotando este tipo de maquinaria reguladora en una célula huésped, y ha evolucionado en respuesta a las presiones de selección extremas por la limitación de fósforo en muchas partes de los océanos globales”, dijo Sallie “Penny” W. Chisholm, una profesora de Ingeniería Civil y Ambiental (CEE – Civil and Environmental Engineering) y biología del MIT (Massachusetts Institute of Technology – Instituto de Tecnología de Massachusetts), quien es la investigadora principal del estudio y co-autora de la revista académica publicada en la edición del 24 de enero de Current Biology (biología actual). “Los fagos han evolucionado la capacidad de sentir el grado de estrés de fósforo en las bacterias que están infectando y han capturado, durante un tiempo evolutivo, algunos componentes de la maquinaria de la bacteria para sobrepasar la limitación”.

Chisholm y el co-autor Qinglu Zeng, un graduado de CEE, realizaron esta investigación usando la bacteria Prochlorococcus y su pariente cercano, Synechococcus, quienes juntos producen alrededor de un sexto del oxígeno en la atmósfera de la tierra. El Prochlorococcus mide alrededor de un micrón (también llamado micrómetro) de diámetro y puede alcanzar densidades de hasta 100 millones por litro de agua de mar; el Synechococcus solo es ligeramente más grande y un poco menos abundante. Los virus que atacan a ambas bacterias, llamados cianófagos, son aún más abundantes.

El mecanismo bacterial en juego es llamado un sistema regulador de dos componentes, que se refiere a la habilidad del microbio de sentir y responder a condiciones ambientales externas. Este sistema lleva a la bacteria a producir proteínas extras que se pegan al fósforo y lo traen a la célula. El gen cargado por el virus lleva el código de la misma proteína.

“Ambos el fago y la bacteria tienen los genes que producen proteínas que se pegan al fósforo, y encontramos que ambos pueden ser regulados por el sistema regulador de dos componentes de la bacteria,” dijo Zeng. “El lado positivo de la infección para la bacteria es que obtendrán más atrapa fósforo del fago y quizá más fósforo, aunque la bacteria está muriendo y el fago está utilizando el fósforo para sus propios propósitos”.

En el 2012, Chisholm y Maureen Coleman, ahora profesor asistente en la Universidad de Chicago, demostraron que las poblaciones de Prochlorococcus viviendo en el Océano Atlántico se han adaptado a las limitaciones del fósforo de ese entorno desarrollando más genes específicamente relacionados a la búsqueda de fósforo. Esto probó ser la diferencia entre estas poblaciones y sus contrapartes viviendo en el Océano Pacífico, el cual es más rico en fósforo, indicando que la variación es el resultado de una adaptación evolutiva al entorno.

La nueva investigación indica que el fago que infecta estas bacterias evolucionó junto con las bacterias.

“Estos virus … han adquirido genes para un camino metabólico de la células anfitrión,” dijo David Shub, un profesor de ciencias biológicas en la Universidad Estatal de Nueva York en Albany quien no estuvo involucrado en esta investigación. “Ahora Zeng y Chisholm han mostrado que estos genes virales particulares están regulados por la cantidad de fosfato en su entorno, y que también ellos utilizan las proteínas reguladoras ya presentes en las células que los hospedan al momento de la infección. Lo significativo de esta revista académica es la revelación de una interrelación evolucionaria muy cercana entre esta bacteria particular y los virus que buscan destruirla”.

“Hemos llegado a pensar que este sistema entero es otra pieza de evidencia para la increíble intimidad de la relación de fago y anfitrión”, dijo Chisholm, cuyos próximos pasos son explorar las funciones de todos los genes que estos fagos marinos han adquirido de sus células anfitrión para aprender más sobre las presiones selectivas afectando las interacciones fago-anfitrión en los océanos abiertos. “La mayoría de lo que hemos entendido sobre fagos y bacterias ha sido del modelo de microorganismo usado en investigación biomédica. El entorno de un cuerpo humano es dramáticamente diferente del de los océanos abiertos, y estos fagos oceánicos tienen mucho que enseñarnos sobre procesos biológicos fundamentales”.

Esta investigación fue patrocinada en parte por la Fundación Gordon y Betty Moore, el programa CMORE y el programa Oceanografía Biológica de la Fundación de Ciencia Nacional, y el Departamento de Energía de Estados Unidos.

Reimpreso con permiso de MIT News.

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Una micrografía electrónica de transmisión de un virus prochlorococcus. Imagen: Simon Labrie and Qinglu Zeng

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¿Qué tan rápido puede volar un ave entre obstáculos sin chocar?

Azor común
Azor común

Investigadores del MIT encontraron la velocidad crítica por encima de la cual aves y vehículos aéreos no tripulados se estrellarían. Esta velocidad depende de la densidad de los obstáculos en el entorno por donde vuelan, por ejemplo, el azor común vuela a toda velocidad entre ramas buscando presa y evita estrellarse al intuir la velocidad correcta.

Por Jennifer Chu, MIT News Office. Original.

El azor común (Accipiter gentilis) es un ave rapaz formidable. Esta ave caza pájaros y pequeños mamíferos, acelerando a través de doseles de árboles y sotobosques para atrapar a su presa. Con reflejos que rivalizan los de un piloto de avión caza, el azor cruza un bosque a alta velocidad, constantemente ajustando el camino de su vuelo para evitar chocar con árboles y otros obstáculos.

Mientras que la velocidad es el más grande bien del azor, investigadores del MIT dicen que el pájaro debe de tener una velocidad límite teorética si quiere evitar un choque. Los investigadores encontraron que, dada una cierta densidad de obstáculos, existe una velocidad por debajo de la cual el pájaro – y cualquier otro objeto volador – tiene una buena oportunidad de volar sin colisiones. Si se va más rápido que eso el pájaro o un avión seguramente se estrellará contra algo, no importa cuanta información tiene sobre su entorno.

Intuición rápida

La mayoría de los VANTs de hoy en día vuelan a velocidades relativamente bajas, particularmente si navegan alrededor de obstáculos. Eso es principalmente por diseño: Los ingenieros programan un VANT a volar lo suficientemente rápido para poder detenerse si un objeto entra dentro del campo de visión de sus sensores.

“Si solo puedo ver hasta cinco metros, solo puedo llegar a una velocidad que me permita parar dentro de cinco metros,” dijo Frazzoli. “Lo cual no es muy rápido.”

Si el azor común volara a velocidades basadas solamente en lo que puede ver, Frazzoli conjetura que el ave no volaría tan rápido. En su lugar, el azor probablemente analiza la densidad de los árboles, y acelera entre los obstáculos, sabiendo intuitivamente que de acuerdo a la densidad del bosque es que podrá encontrar aberturas entre los árboles.

Frazzoli apunta que la existencia de una intuición similar existe cuando se esquía cuesta abajo.

“Cuando vas a esquiar fuera del camino, no esquías de manera que siempre puedas detenerte antes del primer árbol que veas,” dice Frazzoli. “Esquías y ves una abertura, y confías en que si te diriges ahí, podrás ver otra abertura y podrás continuar”.

Frazzoli dice que de cierta manera, los robots podrían ser programados con esta intuición rápida programada. En base a algo de información general sobre la densidad de los obstáculos en un entorno dado, un robot podría determinar la máxima velocidad a la que podría volar de manera segura.

Volando por siempre

Con este fin, Frazzoli y el estudiante de doctorado Sertac Karaman desarrollaron modelos matemáticos de varias densidades de bosques, calculando la máxima velocidad posible en cada entorno lleno con obstáculos. El equipo encontró que, para cada densidad de bosque, existe una velocidad crítica por encima de la cual no habría una “trayectoria infinita libre de colisiones”. En otras palabras, el ave chocará de seguro. Por debajo de esta velocidad, el ave tiene una gran posibilidad de volar sin incidentes.

Frazzoli y sus estudiantes desarrollarán en los próximos meses un juego de vuelo para probar que tan bien la gente puede navegar por bosques simulados a alta velocidad. “Lo que queremos es que la gente juegue, y nosotros solo recolectaremos estadísticas”, dijo Frazzoli. “Y la pregunta es, ¿qué tanto podemos acercarnos al límite teórico?”

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Norbert Kenntner. Creative Commons Genérica de Atribución/Compartir-Igual 3.0

La transformación rápida de Fourier aún más rápida

Fast Fourier Transform
Imagen: Christine Daniloff

Investigadores del MIT encontraron una manera de incrementar la velocidad de uno de los algoritmos más importantes en la ciencia de la información para un gran rango de usos prácticos.

Por Larry Hardesty, Oficina de noticias del MIT. Original.

La Transformación de Fourier es uno de los conceptos más fundamentales en las ciencias de la información. Es un método para representar una señal irregular – como la fluctuación de voltaje en el cable que conecta el reproductor de MP3 a una bocina – como una combinación de frecuencias puras. Es universal en procesamiento de señales, pero también puede ser usada para comprimir archivos de imágenes y de audio, resolver ecuaciones diferenciales y opciones de precios de acciones, entre otras cosas.

La razón por la que la Transformación de Fourier es tan prevalente es un algoritmo llamado la Transformación Rápida de Fourier (FFT), diseñada a mediados de los 60s, que hizo práctico el calcular Transformaciones de Fourier al vuelo. Sin embargo, desde que se propuso FFT, la gente se ha preguntado si podría encontrarse un algoritmo aún más rápido.

Esta semana en el Simposio sobre Algoritmos Discretos de la Asociación para la Maquinaria Computacional (SODA), un grupo de investigadores del MIT presentarán un nuevo algoritmo que, en un gran rango de casos importantes prácticamente, mejora la transformación rápida de Fourier. Bajo algunas circunstancias, la mejora puede ser dramática – hasta diez veces de aumento en velocidad. El nuevo algoritmo puede ser particularmente útil para la compresión de imágenes, permitiendo que los teléfonos celulares puedan transmitir inalámbricamente grandes archivos de video sin acabar con sus baterías o consumir su tasa permitida de ancho de banda.

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Observando dentro de un tumor cerebral

Mutación IDH
Mutación IDH

Los Gliomas, el tipo de tumor cerebral más común, también está entre los cánceres más mortales: su taza de mortalidad es del casi 100 por ciento, en parte por que hay muy pocos tratamientos disponibles.

Un equipo de investigadores del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), la Universidad de Harvard, el Hospital General de Massachusetts (MGH) y Agios Pharmaceuticals han desarrollado una forma de identificar un subconjunto particular de tumor canceroso, que podría ayudar a los doctores a elegir tratamientos y crear nuevas drogas que apunten a la mutación genética subyacente de la enfermedad.

Los científicos han sabido por varios años que muchos tumores cerebrales involucran una mutación en el gen para una enzima llamada isocitrato deshidrogenasa (IDH). Esta enzima está involucrada en el metabolismo celular – el proceso de quebrar moléculas de azúcar para extraer energía de ella. Las mutaciones IDH son encontradas en hasta el 86 por ciento de los gliomas de bajo grado, que tienen una mejor prognosis que los gliomas de alto grado, también llamados glioblastomas. Los pacientes con gliomas de bajo grado pueden sobrevivir por años, aunque los tumores casi siempre prueban ser fatales.

Varias compañías farmacéuticas están persiguiendo drogas que apunten al IDH, con la esperanza de detener el crecimiento del tumor. Algunas de estas drogas entran a pruebas clínicas dentro del año, dice Matthew Vander Heiden, un miembro de Instituto David H. Koch para la Investigación Integral del Cáncer del MIT.

Vander Heiden es parte del equipo que desarrolló tecnología de imágenes para revelar si los tumores cerebrales tienen la mutación IDH, lo que podría ayudar a los investigadores a monitorear si las drogas potenciales están teniendo el efecto deseado. Los investigadores describieron su técnica en la edición en línea de Science Translational Medicine del 11 de enero.

Detección no ambigua

Cuando el IDH muta, una célula del tumor comienza a producir vastas cantidades de una molécula llamada 2-hidroxiglutarato (2-HG). Investigaciones previas han mostrado que el 2-HG interfiere con la regulación de la expresión de ADN, causando que la célula se revierta a un estado inmaduro que conduce a un crecimiento descontrolado. (Las mutaciones IDN también son encontradas en algunas formas de leucemia y, rara vez, en otros cánceres.)

La nueva técnica de imágenes utiliza espectrología de resonancia magnética (RM), la que analiza las propiedades magnéticas los núcleos atómicos, para localizar 2-HG en el cerebro. Otros investigadores han tratado de capturar imágenes de 2-HG con espectroscopia RM, pero encontraron difícil de distinguir 2-HG de otros de los metabolitos comunes del cerebro, como el glutamato y la glutamina.

Los investigadores del MGH liderados por George Sorensen y Ovidiu Andronesi, el autor líder de la revista académica del Science Translational Medicine, encontraron una manera de detectar el 2-HG sin ambigüedad al hacer los escaneos RM en dos dimensiones, lo que da la suficiente información para distinguir concluyentemente el 2-HG de compuestos similares. La técnica de obtención de imágenes no requiere ningún equipo especializado; puede hacerse con los escáneres IRM ya encontrados en la mayoría de los hospitales.

Lo más emocionante de esto es que abre la posibilidad de que conforme las drogas contra los gliomas se desarrollan, podrás saber que pacientes con tumores cerebrales poner en las pruebas clínicas, y sabrías si las drogas que estás dándoles realmente están haciendo lo que se supone que hacen“, dijo Vander Heiden.

Actualmente, la única manera de medir los niveles de 2-HG es haciendo una biopsia cerebral y haciendo una espectrometría de masa en el tejido. Esto se hace comúnmente cuando el tumor cerebral fue diagnosticado por primera vez, pero no puede hacerse en forma regular, dijo Hai Yan, un profesor asistente de patología en la Universidad Duke.

Si puedes detectar [2-HG] en el tejido o en la sangre, le permitiría a los médicos decir si los tratamientos para el tumor han sido efectivos o no“, dijo Yan, quien no estuvo involucrado en esta investigación.

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http://web.mit.edu/ (en inglés)

Patrón Inspirado En Los Girasoles Incrementa La Eficiencia Al Concentrar La Luz Solar

Girasol
Girasol

Justo en las afueras de Sevilla, en la región desértica de Andalucía, España, se siente una visión que parece un oasis: un pilar de 100 metros de alto rodeado por filas de espejos gigantes formando ondulaciones. Más de 600 de estos espejos, cada uno del tamaño de la mitad de una cancha de tenis, siguen al sol a través del día, concentrando sus rayos en la torre central, donde el calor del sol es convertido en electricidad – la suficiente para darle energía a 6,000 hogares.

El amplio lugar, llamado PS10, está entre un pequeño número de plantas de poder solar concentrado (PSC) en el mundo, aunque se espera que el número crezca. Los proponentes del PSC dicen que la tecnología podría generar la suficiente energía limpia y renovable para darle energía a los Estados Unidos enteros, si se cuenta con dos factores: tierra y luz solar.

Ahora investigadores del MIT (Massachusetts Institute of Technology- Instituto de Tecnología de Massachusetts), en colaboración con la Universidad RWTH Aachen en Alemania, han creado un diseño que reduce la cantidad de tierra requerida para construir una planta PSC, mientras incrementan la cantidad de luz solar que sus espejos recolectan. Los investigadores encontraron que al reorganizar los espejos, o heliostatos, en un patrón similar a las espirales en la cara de un girasol, podrían reducir la “huella” de los patrones en un 20 por ciento e incrementar su generación de energía potencial. El patrón inspirado en los girasoles permite un acomodo más compacto, y minimiza las sombras en los heliostatos y el bloqueo por espejos cercanos. Los investigadores publicaron sus resultados en el diario “Solar Energy” y recientemente aplicaron por una patente para protección.

Bloqueando una sombra

En PS10 y otras plantas PSC en el mundo, los espejos están acomodados alrededor de una torre central en círculos concéntricos. El espaciado entre espejos es similar a los asientos en un cine, acomodados para que cada dos filas estén alineados. Sin embargo, este patrón resulta en un sombreado más grande del necesario y en bloqueo a través del día, reduciendo el reflejo de la luz desde los espejos hasta la torre.

El equipo del MIT buscó como optimizar los patrones para incrementar la eficiencia total de una planta. Alexander Mitsos, el profesor asistente de Ingeniería Mecánica de Rockwell International, y Corey Noone SM colaboraron con Manuel Torrilhon de RWTH Aachen, donde Mitsos fue un investigador antes de unirse al MIT.

El laboratorio de Mitsos desarrolló un modelo computacional para evaluar la eficiencia de los diseños de heliostat. El modelo divide cada espejo en secciones discretas y calcula la cantidad de luz que cada sección refleja en todo momento dado. Los investigadores probaron entonces el modelo en una planta PSC de escala comercial existente. Noone y Mitsos corrieron las dimensiones de los espejos de la planta PS10 a través del modelo, determinando la eficiencia total de la planta. El grupo encontró que la planta PSC experimenta una cantidad significativa de sombreado y bloqueo cada día a pesar de el acomodo esparcido de sus espejos.

Acomodando en espiral

Para incrementar la eficiencia teórica de la planta, Noone y Mitsos movieron los patrones de los heliostatos, usando optimización numérica para primero acercar más el acomodo. Este acomodo más angosto, según calculó el modelo, redujo la cantidad de tierra que los espejos ocupaban alrededor de 10 por ciento sin afectar la eficiencia de los espejos al reflejar la luz. El patrón resultante tenía algunos elementos en espiral similar a los acomodos en la naturaleza.

Entonces, el equipo del MIT, trabajando con Torrilhon, buscó inspiración en la naturaleza – específicamente, en el girasol. Las florecillas de un girasol están acomodadas en un patrón espiral, conocido como Espiral de Fermat, que aparece en muchos objetos naturales y ha fascinado por mucho tiempo a los matemáticos: Los antiguos Griegos incluso aplicaron los patrones a edificios y otras estructuras arquitectónicas. Los matemáticos encontraron que cada girasol está girado en un “ángulo dorado” – alrededor de 137 grados – con respecto a su florecilla vecina.

Los investigadores diseñaron un campo en espiral con sus heliostatos reacomodados para parecer un girasol, con cada espejo con un ángulo de alrededor de 137 grados relativo a su vecino. El acomodo optimizado numéricamente toma 20 por ciento menos espacio que el acomodo del PS10. Además, el patrón en espiral reduce el sombreado y el bloqueo e incrementó la eficiencia total comparada con el acomodo disperso radialmente del PS10.

Mitsos dijo que acomodando una planta PSC en este patrón en espiral podría reducir la cantidad de tierra y el número de heliostatos necesitados para generar una cantidad equivalente de energía, lo que podría resultar en ahorros significativos. “La energía termal solar concentrada necesita areas enormes“, dijo Mitsos. “Si estamos hablando de llegar a un 100 por ciento o hasta un 10 por ciento de energía renovable, necesitaremos áreas enormes, así que es mejor usarlas eficientemente“.

Frank Burkholder, un ingeniero con el Laboratorio Nacional de Energía Renovable, dijo que para los caros campos de heliostatos, el modelo de Mitsos tiene el potencial de generar la misma cantidad anual de energía tomando “mucha menos” área terrestre.

El campo de heliostatos contribuye actualmente con alrededor de un tercio del costo directo de la mayoría de las plantas PSC“, dijo Burkholder, quien no estuvo involucrado en el estudio. “Por que los heliostatos son costosos, su espaciado relativo entre ellos y la torre es importante. Si no se tiene cuidado con su acomodo, puede sombrearse y bloquearse entre ellos y reducir la cantidad de energía provista significativamente“.

Fuente:
http://web.mit.edu/ (en inglés)

¿Una extinción causada por erupciones?

Trapps Siberianos
Trapps Siberianos. Imagen: NASA Earth Observatory

Hace alrededor de 250 millones de años, la extinción masiva más devastadora en la historia de la tierra marcó un final definitivo al período geológico Pérmico. El evento global extinguió más del 90 por ciento de las especies marinas y el 70 por ciento de las especies terrestres. La causa exacta del colapso ha sido un misterio para los científicos: Sus teorías han incluido erupciones volcánicas masivas, el impacto de un asteroide y la formación del supercontinente Pangea.

Ahora investigadores del MIT (Massachusetts Institute of Technology) y de otras partes han encontrado evidencia fresca de que la extinción masiva pudo haber sido activada por erupciones volcánicas enormes que elevaron los Trapps Siberianos, una gran extensión de roca volcánica en la actual Rusia. Los investigadores descubrieron que estas erupciones lanzaron vastas cantidades de gases en la atmósfera, posiblemente iniciando una cascada de efectos ambientales que llevaron al colapso al final del Pérmico. El equipo publicó sus hallazgos esta semana en la edición en línea de Earth and Planetary Science Letters (Cartas de la Tierra y Ciencia Planetaria).

El autor líder Benjamin Black, un estudiante de maestría del Departamento de Ciencias Planetarias, Atmosféricas y de la Tierra en el MIT, dice que emisiones de azufre, cloro y flúor de los Trapps Siberianos pudieron ser hasta un millón de veces la cantidad liberada de todos los volcanes del mundo del día de hoy en un año típico. Mientras los volcanes que generaron los Trapps Siberianos hacían erupción sobre un período extendido, la cantidad total de gases liberados provee a los científicos evidencia tangible para una causa potencial de la extinción del final del Pérmico.

Tenemos números concretos que podemos poner en estos gases que habrían estado haciendo erupción hace alrededor de 250 millones de años“, dijo Black. “Esos números nos dan una mejor oportunidad de evaluar si los Trapps Siberianos causaron la extinción“.

Black trabajó con la ex-profesora del MIT Linda Elkins-Tanton, directora del Departamento de Magnetismo Terrestre en la Institución Carnegie para la Ciencia en Washington, D.C., para medir la cantidad de gas atrapado en la roca volcánica obtenida de los Trapps Siberianos. Hace tres años, el equipo caminó al área central de Siberia, una región compuesta de basalto – restos de inmensas erupciones volcánicas de hace cientos de millones de años que cubrieron el área y se endurecieron en formaciones rocosas.

Cuando vas en helicóptero, ves árboles hasta el horizonte, pero entonces hay un río, y de pronto ves inmensos acantilados de basalto negro“, dijo Black. “En algunos lugares, si tienes mucha suerte, puedes verlos asentados directamente en las rocas sedimentarias del Pérmico“.

El equipo anduvo en balsas por el río y se detuvo en puntos para escalar los acantilados, martillando secciones de roca que pudieran contener restos de los gases Pérmicos.

De vuelta en el laboratorio, Black rompió las muestras de basalto para exponer pequeños cristales. Después pulió los cristales para revelar gotas congeladas muy pequeñas, llamadas inclusiones fundidas. Estas gotas son restos preservados de magma líquido, el cual, conforme los volcanes hacían erupción, era atrapado dentro de cristales. Tras cientos de millones de años, las gotas se endurecieron en cristal, preservando una cantidad récord de gases liberados al final del Pérmico.

El equipo analizó inclusiones fundidas de múltiples muestras de roca, midiendo el porcentaje de azufre, cloro y flúor – típico de gases volcánicos – en cada gota. Los investigadores calcularon entonces la cantidad total de gas liberado en la atmósfera, basado en el volumen de los Trapps siberianos, y encontraron que las erupciones probablemente emitieron hasta 7,800 gigatoneladas de azufre, 8,700 gigatoneladas de cloro y 13,700 gigatoneladas de flúor. Estas inmensas cantidades, dice Black, son lo suficientemente substanciales para tener el potencial de contribuir a una extinción masiva.

Thorvaldur Thordarson, un lector de vulcanología en la Universidad de Edimburgo en Escocia, dijo que los métodos por los cuales Black y su equipo ganaron sus resultados son un logro notable.

Las rocas son los suficientemente viejas para hacer la caza de cantidades medibles de inclusiones fundidas extremadamente difíciles“, dijo Thordarson, quien estuvo involucrado en la investigación. “Varios científicos tenían la visión de que esta era una tarea imposible. Black probó que estaban equivocados. Los datos generados proveerán una entrada valiosa para investigación futura“.

El grupo trabaja ahora para modelar el clima del final del Pérmico para entender que efectos pudo haber tenido en la atmósfera semejante concentración de gas. Black especula que los efectos pudieron haber incluido lluvia ácida, escasez de ozono o cambio climático global.

Hay evidencia de que este fue un mundo relativamente cálido con alto dióxido de carbono“, dijo Black. “En cierta manera el entorno del final del Pérmico pudo haber sido muy similar al tipo de entorno que estamos creando a través del calentamiento global“.

Los otros autores de la revista académica son Michael Rowe, un investigador asociado a la Universidad Estatal de Washington, e Ingrid Ukstins Peate, una profesora asistente de geociencia en la Universidad de Iowa.

Fuente:
http://web.mit.edu/ (en inglés)

El presupuesto energético de los microorganismos

Células
Imagen: Mari Kempes

Todos los organismos vivientes balancean un cierto tipo de presupuesto – asignando energía a diversas partes de su cuerpo para sustentar los procesos esenciales para la vida. A través de su vida, un organismo puede re-balancear este presupuesto para gastar más energía en unos ciertos procesos que en otros. De acuerdo a cómo gasta un organismo su energía determina, en gran parte, su habilidad para sobrevivir en el mundo, investigadores que estudian “bioenergética” están modelando el uso de energía en organismos para entender como las poblaciones crecen y evolucionan.

Investigadores en el MIT (Massachusetts Institute of Technology) han elaborado un modelo de cómo la energía es gastada en los organismos más pequeños y más simples de la tierra, que van desde bacterias unicelulares a microbios multi-celulares. El modelo divide los posibles usos de energía de un organismo en dos amplias categorías: crecimiento y reproducción, y mantenimiento y reparación. Basados en el tamaño de un organismo dado, el modelo predice precisamente que fracción de la energía es gastada en cada categoría.

Los científicos dicen que esta información podría ser crucial para determinar como las poblaciones de bacterias y otros microbios crecen y se esparcen en los océanos y en el suelo. El modelo también le ayuda a los investigadores a interpretar cambios evolutivos mayores: Conforme los microbios evolucionen para volverse más complejos, lo más probable es que reharán el presupuesto de energía para soportar nueva maquinaria celular.

Los investigados publicaron sus resultados en la edición del 26 de diciembre de “Proceedings of the National Academy of Sciences” (Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias).

Mick Follows, coautor de la revista académica y un científico investigador en el Departamento de las Ciencias Terrestres, Atmosféricas y Planetarias del MIT, dice que todos los organismos, en algún punto, enfrentan la decisión de reparar o reproducirse, algunos invierten más energía en un proceso que en el otro.

“Puedes imaginarte que una estrategia vital para un organismo podría ser: ‘No voy a gastar nada en mantenimiento, solo voy a reproducirme tan rápidamente como sea posible y espero hacer tantas copias de mí que algunas de ellas lo lograrán,'” dice Follows. “Y la estrategia opuesta es, ‘Bueno, voy a invertir menos en reproducción, y realmente cuidarme y mantenerme en una buena condición y no morir si puedo evitarlo.'”

El estudiante graduado de Follows, Christopher Kempes desarrolló un modelo matemático que predice, ampliamente, cómo los microbios reparten la energía. Kempes creó ecuaciones que representan que tan rápido crece un microbio dado, así como la cantidad total de comida que un organismo puede convertir en energía. El equipo, junto con la científica investigadora Stephanie Dutkiewicz, compilaron los datos de otros investigadores que midieron el peso de varios microbios sobre su tiempo de vida, incluyendo bacterias unicelulares y pequeños camarones multi-celulares.

El equipo del MIT combinó los datos con sus ecuaciones, y encontró algunos patrones interesantes entre los microbios.

Para el microbio de los intestinos Escherichia coli (E. Coli), casi cada onza de energía se gasta en la reproducción. A través de su vida, una sola bacteria E. Coli crece y se divide continuamente, colonizando rápidamente un conducto estomacal o una placa de petri con millones de células simples. La ligeramente más compleja alga verde exime una trayectoria similar, reproduciéndose hasta el final antes de re-enfocar su energía hacia dentro, en procesos que mantienen la maquinaria celular. En Contraste, los pequeños crustáceos milimétricos están más auto-involucrados, gastando la mayoría de su vida manteniendo complejos componentes antes de gastar energía en reproducción.

La tendencia general, dice Follows, parece ser que mientras más grande y más complejo es un organismo, más energía gasta buscando mantenerse a sí mismo, o reparando estructuras internas. Los organismos más pequeño y simples se enfocan más en crecer y proliferar, contando en sus grandes números para incrementar sus posibilidades de supervivencia.

“Puedes darte una idea de como vas a partir de células muy sencillas que pueden crecer rápido,” dice Follows. “Conforme agregan maquinaria, invierten más en mantenimiento. Y entonces en cierto punto, la estrategia también se vuelve muy intensiva en términos de energía. Pero en ese punto, la multicelularidad te permite compartir energía y recursos con otras células.”

Estas tendencias, especula el equipo, podría reflejar los amplios cambios evolucionarios entre las procariotas (organismos que no tienen un núcleo u orgánulos pegados a las membranas) unicelulares como la E. coli, procariotas más complejas como las algas verdes, y organismos multi-celulares simples como los pequeños camarones. A través de su modelo, los investigadores pueden determinar el tamaño más pequeño de los organismos simples, basados en como usan su energía, así como el tamaño al cual los organismos evolucionan para volverse multi-celulares.

“Esas transiciones evolucionarias ocurren en nuestro modelo en etapas muy predecibles,” dice Kempes. “Esas transiciones permiten a los organismos volverse más grandes, y esa es la historia de como la vida se volvió tan compleja.”

Steven Allison, un profesor asistente de ecología y biología evolucionaria en la Universidad de California en Irvine, dice que el nuevo modelo del grupo puede ser usado para evaluar cómo todos los organismos, grandes y pequeños, gastan energía.

“La innovación clave aquí es que el uso de energía y recursos de los microbios puede cambiar a través de sus ciclos de vida,” dice Allison. “Estas diferencias no han sido apreciadas antes. Esto significa que podría ser posible predecir la tasa de crecimiento de la población basada en el tamaño de las células y su tipo.”

El equipo planea incorporar el modelo matemático para la energía de un solo organismo en modelos de poblaciones a gran escala. Follows dice que conociendo cómo un solo organismo reparte la energía podría ayudar a investigadores a modelar de manera más precisa cómo los microbios se dispersan a través de un entorno. Por ejemplo, si un científico construye un modelo para representar bacterias en el océano, la población podría verse muy diferente dependiendo de si el investigador programa las bacterias a gastar toda su energía en reproducción o en reparación.

“En cierto sentido, los modelos actuales de Fitoplancton (organismos con capacidad fotosintética que viven dispersos en el agua) en el océano no usan este tipo de información,” dice Follows. “Necesitamos mejorar esos modelos.”

Fuente:
http://web.mit.edu/ (en inglés)