Océanos aparte

Océano aparte
Imagen: Johan Lissenberg, Christopher MacLeod and the JC21 Scientific Party

Nueva investigación sugiere que la formación de la corteza oceánica es un proceso dinámico

Jennifer Chu, MIT News Office. Original (en inglés).

Tres quintos de la corteza de la tierra se encuentra bajo el agua, esparcida por el lecho marino. Más que cuatro millas cúbicas de corteza oceánica se forma cada año, regenerándose constantemente como una nueva piel a través del planeta. Esta corteza oceánica se eleva por las crestas del océano medio – cordilleras montañosas submarinas que ondulan por el suelo oceánico como cicatrices dentadas.

Estas crestas delinean los bordes de las placas tectónicas, que lentamente se desplazan alrededor del planeta. Conforme las placas se separan, el magma desde el manto subyacente hace erupción en la superficie, solidificándose eventualmente como nueva corteza. Con el tiempo, ésta nueva forma de corteza se mueve con la migración de la placa cerca de la cordillera oceánica, dejando espacio para que la corteza más reciente tome su lugar. La velocidad de la formación de la corteza varía de cresta a cresta: algunas cordilleras de rápida propagación producen hasta seis pulgadas de corteza nueva por año, mientras que la corteza de crestas de propagación se arrastra a lo largo a solo dos pulgadas por año.

Mientras que el proceso general de la formación de crestas oceánicas – también conocido como expansión del fondo marino – es bien entendido, no está claro lo que sucede en el volátil ambiente de aguas profundas que producen nueva corteza. Matthew Rioux, un científico investigador en el Departamento de las Ciencias de la Tierra, Atmosféricas y Planetarias (EAPS – Earth, Atmospheric and Planetary Sciences) en el MIT (Massachusetts Institute of Technology – Instituto Tecnológico de Massachusetts), describe el entorno en una cresta en medio del océano como una indecifrable “Zona de puré” (mush zone): parte de magma líquido, parte de roca cristalizada. Entendiendo cómo se comporta esta zona puede dar a los científicos una mejor idea de cómo rapidamente se forma una corteza oceánica.

Ahora, en un artículo publicado en la edición de Nature Geoscience, Rioux y sus colegas han encontrado que la formación de corteza oceánica puede ser más lenta y el proceso más dinámico de lo que se pensaba anteriormente.

Rioux trabajó con Sam Bowring, un profesor de Geología en MIT, y el postdoctorado Noah McLean – junto con investigadores de la Universidad de Hawaii, La Universidad de Cardiff en el Reino Unido y el Instituto Oceanográfico Woods Hole – para analizar fragmentos de la corteza desde el East Pacific Rise, una cordillera en medio del océano a 1,200 millas de la costa oeste de América del Sur que es una de las cordilleras de propagación más rápidas del mundo. Los científicos han pensado que los magmas que forman la corteza nueva en cordilleras de propagación rápida se levantan desde las profundidades, cristalizando rápidamente y entonces empujan lejos de la cordillera para formar un nuevo suelo oceánico.

Para probar esta teoría, Rioux y sus colegas analizaron fragmentos de corteza recuperada de los afloramienros en dos localidades en el East Pacific Rise y determinaron la edad de partes diferentes de cada roca. Ellos razonaron que si existen teorías que eran correctas y crestas de rápida propagación producen una nueva corteza, cada parte de una roca podría ser de una edad similar – habiendo cristalizado mas o menos simultáneamente.

Sin embargo, el equipo encontró todo lo contrario. Dentro de cada roca, los investigadores buscaron trazas de circón, un mineral que se utiliza a menudo para determinar la edad de una roca. Cuando el circón cristaliza, absorbe uranio, que lentamente decae en plomo. La medición de la proporción de uranio al plomo da a los científicos una estimación precisa de la edad de las rocas.

Para aislar circón, el equipo tritura la roca hasta volverla polvo, después se separa circón en base a su densidad y propiedades magnéticas. Los investigadores determinaron entonces la fecha de cada grano de circón, y encontraron un resultado sorpresivo: Dos de cuatro muestras de roca contenían circón con una amplia gama de edades, significando que diferentes partes de la roca cristalizaron, o se convirtieron en nueva corteza, en épocas diferentes.

Rioux dice que puede haber varias explicaciones para los hallazgos. Por ejemplo, la “zona de puré” en la cresta del océano medio puede ser “recargada” por nuevo magma saliendo del manto – conforme la nueva corteza comienza a solidificarse, el magma lo recalienta, volviendo partes líquido de nuevo que se endurece de nuevo más tarde. Otra explicación podría ser que el magma “se inmiscuye” en roca que cristalizó hace mucho tiempo. El circón existente en la roca, resistente a fundirse, quedaría igual mientras que el nuevo magma se solidifica en circón más joven.

Dichos escenarios no serían esperados con crestas que se esparcen despacio, donde la nueva corteza tiene más tiempo de interactuar con magmas calientes líquidos. En contraste, crestas que se esparcen rápidamente empujan la corteza rápidamente, y teóricamente los magmas no tendrían mucho tiempo de volver a fundirse en una roca. Los resultados, dice Rioux, sugieren que la formación de corteza oceánica toma mucho más tiempo en las crestas que se esparcen rápidamente de lo que los científicos habían esperado.

Jonathan Snow, un profesor asistente de Ciencias de la Tierra y Atmosféricas en la Universidad de Houston, dice que a la luz de sus resultados, las técnicas de estimación de edad de los investigadores podrían ser aplicadas en el futuro para investigar otras crestas del océano medio en el mundo.

“Alcanzaron el resultado muy sorprendente de que el enfriamiento del magma era un asunto mucho más prolongado de lo que habían predicho,” dice Snow. “Es una buena ‘primera vez’ para una nueva generación de técnicas radiométricas aplicadas al fondo del océano.

“Es un paso adelante en nuestro entendimiento de como estas crestas funcionan,” dice Rioux. “Estimar la edad de la corteza oceánica nos permitirá entender mejor que tanta variación hay entre las diferentes crestas del océano medio, como estas variaciones se relacionan al acomodo tectónico, y últimadamente lo que los datos nos digan sobre los procesos magmáticos durante la formación de una gran fracción de la corteza terrestre.”

La investigación fue patrocinada por la Fundación Nacional de Ciencia y el Consejo de Investigación del Entorno Natural.

Reimpreso con permiso de MIT News.

Fuente
http://web.mit.edu/ (en inglés)

Nuevo método para prevenir obstrucciones submarinas de hielo

Hidrato de metano
Imagen: Wuse 1007 / wikipedia

Revestimientos superficiales desarrollados por investigadores del MIT (Massachusetts Institute of Technology – Instituto Tecnológico de Massachusetts) podrían inhibir la acumulación de hidratos de metano que pueden bloquear pozos profundos de petróleo y gas.

David L. Chandler, MIT News Office. Original (en inglés).

Durante el derrame petrolero masivo del pozo roto Deepwater Horizon en el 2010, parecía al principio que podría haber un arreglo rápido: un domo de contención que se bajara a la tubería rota para capturar el flujo para que pudiera ser bombeado a la superficie y eliminado apropiadamente. Pero ese intento falló rápidamente, porque el domo casi instantáneamente se obstruyó con hidrato de metano congelado.

Los hidratos de metano, que se congelan al contacto con agua fría en lo profundo del océano, son un problema crónico para los pozos de petróleo y gas profundos. Algunas veces estos hidratos congelados se forman dentro de la cubierta del pozo, donde pueden restringir e incluso bloquear el flujo, con un costo enorme para los operadores del pozo.

Ahora investigadores del MIT, liderados por el profesor asociado de Ingeniería Mecánica Kripa Varanasi, dicen que han encontrado una solución, descrita recientemente en el diario Physical Chemistry Chemical Physics. El autor líder de la revista académica es J. David Smith, un estudiante graduado de ingeniería mecánica.

El océano profundo se está convirtiendo en “una fuente clave” de nuevos pozos de petróleo y gas, dice Varanasi, conforme las demandas de energía del mundo continúan incrementándose rápidamente. Pero uno de los problemas cruciales en hacer viables estos pozos profundos respecto a la “garantía de flujo”: encontrar maneras de evitar la acumulación de hidratos de metano. Presentemente, esto se hace principalmente mediante el uso de sistemas de calefacción caros o aditivos químicos.

“Las industrias de petróleo y gas actualmente gastan al menos $200 millones de dólares al año solo en químicos” para prevenir dichas acumulaciones, dice Varanasi; fuentes de la industria dicen que la cifra total por la prevención y la producción perdida debido a hidratos podría estar en los miles de millones de dólares. El nuevo método de su equipo usaría en su lugar recubrimientos pasivos en los interiores de las tuberías que están diseñados para prevenir que los hidratos se adhieran.

Estos hidratos forman una estructura cristalina similar a una caja, llamada clatrato, en la que moléculas de metano son atrapadas en retículos de moléculas de agua. Aunque se ven como hielo ordinario, los hidratos de metano se forman solo bajo el agua a alta presión: en las aguas profundas o debajo del lecho oceánico, dice Smith. Según algunos estimados, la cantidad total de metano (el ingrediente principal del gas natural) contenido en los clatratos del lecho marino mundial exceden por mucho la cantidad conocida de reservas de todos los otros combustibles fósiles combinados.

Dentro de las tuberías que cargan el aceite o el gas de las profundidades, los hidratos de metano pueden adherirse a las paredes internas – como la placa que se acumula dentro de las arterias del cuerpo – y, en algunos casos, eventualmente bloquear el flujo completamente. Los bloqueos pueden suceder sin advertencia, y en casos severos requieren que la sección bloqueada de la tubería sea cortada y reemplazada, resultando en largos apagones de producción. Los esfuerzos de prevención presentes incluyen calefacción clara o aislamiento de las tuberías o aditivos como metanol introducidos en el flujo de gas o petróleo. “El metanol en un buen inhibidor”, dice Varanasi, pero es “muy agresivo ambientalmente” si escapa.

El grupo de investigación de Varanasi comenzó a analizar el problema antes del derrame del Deepwater Horizon en el Golfo de México. El grupo se ha enfocado por mucho tiempo en maneras de prevenir la acumulación de hielo ordinario – como en las alas de un avión – y en la creación de superficies hidrofóbicas, que previenen que las gotas de agua se adhieran a una superficie. Entonces Varanasi decidió explorar el potencial para crear lo que el llama superficies “hidrato-fóbicas” para prevenir que los hidratos se adhieran duramente a las paredes de las tuberías. Debido a que los mismos hidratos de metano son peligrosos, los investigadores trabajaron casi exclusivamente con un modelo de sistema de hidrato clatrato que exhibe propiedades similares.

El estudio produjo varios resultados significativos: Primero, utilizando un recubrimiento simple, Varanasi y sus colegas fueron capaces de reducir la adhesión de hidratos en la tubería a un cuarto de la cantidad en superficies no tratadas. Segundo, el sistema de pruebas que diseñaron provee una manera siemple y barata de buscar inhibidores aún más efectivos. Finalmente, los investigadores también encontraron una fuerte correlación entre las propiedades “hidrato-fóbicas” de una superficie y su humectabilidad – una medición de qué tan bien el líquido se esparce en la superficie.

Los encuentros básicos también aplican a otros adhesivos sólidos, dice Varanasi – por ejemplo, soldadura adhiriéndose a un circuito, o depósitos de calcita dentro de líneas de plomería – así que los mismos métodos de prueba pueden ser usados para analizar recubrimientos para una amplia variedad de procesos comerciales e industriales.

Richard Camilli, un científico asociado en Física Oceánica Aplicada e Ingeniería en la Institución Oceanográfica Woods Hole quien no estuvo involucrado en este estudio, dice, “La industria de la energía ha estado luchando con problemas de seguridad y garantía de flujo relacionados con la formación de hidratos y bloqueos por casi un siglo”. Añade que el problema se está volviendo más significativo mientras que el taladrado progresa a aguas aún más profundas y dice que el trabajo del equipo de Varanasi “es un gran paso hacia encontrar formas más amigables ambientalmente para prevenir la obstrucción de hidrato en las tuberías”.

El equipo investigador incluyó al postdoctorado del MIT Adam Meuler y al estudiante Harrison Bralower; al profesor de Ingeniería Mecánica Gareth McKinley; al profesor de Ingeniería Química Robert Cohen; y a Silva Subramanian y Rama Venkatesan, dos investigadores de la Compañía Tecnológica Chevron Energy. El trabajo fue patrocinado por el programa Iniciativa de Energía Chevron del MIT y por el consejo Doherty en Utilización Oceánica de Varanasi.

Reimpreso con permiso de MIT News.

Fuente
http://web.mit.edu/ (en inglés)

Virus engaña a bacterias para que trabajen para él

Virus Prochlorococcus
Virus Prochlorococcus

Investigadores del MIT han descubierto que ciertas bacterias oceánicas fotosintéticas deberían tener cuidado de virus con regalos: Estos virus cargan material genético tomado de las bacterias que los hospedaron previamente y con esto engañan nuevas bacterias para que utilicen su maquinaria para activar estos genes, ayudando a los virus a reproducirse, un proceso nunca antes documentado en la relación virus-bacteria.

Por Denise Brehm, Civil and Environmental Engineering. Original (en inglés)

El engaño ocurre cuando un virus inyecta su ADN en una bacteria viviendo en una región del océano sin mucho fósforo. Esta bacteria, bajo estrés por la falta de fósforo – que utiliza como nutriente – tiene su maquinaria para recolectar fósforo funcionando a toda marcha. El virus siente el estrés de la bacteria y le ofrece lo que parece ser una mano de ayuda: genes de bacteria idénticos a los de ella misma que le permitirían a la bacteria recolectar más fósforo. La bacteria usa esos genes – pero el fósforo adicional se gasta principalmente en soportar la replicación del ADN del virus.

Una vez que el proceso se ha completado, alrededor de 10 horas después de la infección, el virus explota la bacteria, liberando la progenie del virus de vuelta al océano donde pueden invadir otras bacterias y repetir el proceso. Los genes recolectores de fósforo adicionales provistos por el virus mantienen su ciclo reproductivo.

En esencia, el virus, o fago, está utilizando un componente muy sofisticado de la maquinaria reguladora de la bacteria para mejorar su propia reproducción – algo que nunca había sido documentado en una relación virus-bacteria.

“Esta es la primera demostración de un virus de cualquier tipo – aún esos bien estudiados en la investigación biomédica – explotando este tipo de maquinaria reguladora en una célula huésped, y ha evolucionado en respuesta a las presiones de selección extremas por la limitación de fósforo en muchas partes de los océanos globales”, dijo Sallie “Penny” W. Chisholm, una profesora de Ingeniería Civil y Ambiental (CEE – Civil and Environmental Engineering) y biología del MIT (Massachusetts Institute of Technology – Instituto de Tecnología de Massachusetts), quien es la investigadora principal del estudio y co-autora de la revista académica publicada en la edición del 24 de enero de Current Biology (biología actual). “Los fagos han evolucionado la capacidad de sentir el grado de estrés de fósforo en las bacterias que están infectando y han capturado, durante un tiempo evolutivo, algunos componentes de la maquinaria de la bacteria para sobrepasar la limitación”.

Chisholm y el co-autor Qinglu Zeng, un graduado de CEE, realizaron esta investigación usando la bacteria Prochlorococcus y su pariente cercano, Synechococcus, quienes juntos producen alrededor de un sexto del oxígeno en la atmósfera de la tierra. El Prochlorococcus mide alrededor de un micrón (también llamado micrómetro) de diámetro y puede alcanzar densidades de hasta 100 millones por litro de agua de mar; el Synechococcus solo es ligeramente más grande y un poco menos abundante. Los virus que atacan a ambas bacterias, llamados cianófagos, son aún más abundantes.

El mecanismo bacterial en juego es llamado un sistema regulador de dos componentes, que se refiere a la habilidad del microbio de sentir y responder a condiciones ambientales externas. Este sistema lleva a la bacteria a producir proteínas extras que se pegan al fósforo y lo traen a la célula. El gen cargado por el virus lleva el código de la misma proteína.

“Ambos el fago y la bacteria tienen los genes que producen proteínas que se pegan al fósforo, y encontramos que ambos pueden ser regulados por el sistema regulador de dos componentes de la bacteria,” dijo Zeng. “El lado positivo de la infección para la bacteria es que obtendrán más atrapa fósforo del fago y quizá más fósforo, aunque la bacteria está muriendo y el fago está utilizando el fósforo para sus propios propósitos”.

En el 2012, Chisholm y Maureen Coleman, ahora profesor asistente en la Universidad de Chicago, demostraron que las poblaciones de Prochlorococcus viviendo en el Océano Atlántico se han adaptado a las limitaciones del fósforo de ese entorno desarrollando más genes específicamente relacionados a la búsqueda de fósforo. Esto probó ser la diferencia entre estas poblaciones y sus contrapartes viviendo en el Océano Pacífico, el cual es más rico en fósforo, indicando que la variación es el resultado de una adaptación evolutiva al entorno.

La nueva investigación indica que el fago que infecta estas bacterias evolucionó junto con las bacterias.

“Estos virus … han adquirido genes para un camino metabólico de la células anfitrión,” dijo David Shub, un profesor de ciencias biológicas en la Universidad Estatal de Nueva York en Albany quien no estuvo involucrado en esta investigación. “Ahora Zeng y Chisholm han mostrado que estos genes virales particulares están regulados por la cantidad de fosfato en su entorno, y que también ellos utilizan las proteínas reguladoras ya presentes en las células que los hospedan al momento de la infección. Lo significativo de esta revista académica es la revelación de una interrelación evolucionaria muy cercana entre esta bacteria particular y los virus que buscan destruirla”.

“Hemos llegado a pensar que este sistema entero es otra pieza de evidencia para la increíble intimidad de la relación de fago y anfitrión”, dijo Chisholm, cuyos próximos pasos son explorar las funciones de todos los genes que estos fagos marinos han adquirido de sus células anfitrión para aprender más sobre las presiones selectivas afectando las interacciones fago-anfitrión en los océanos abiertos. “La mayoría de lo que hemos entendido sobre fagos y bacterias ha sido del modelo de microorganismo usado en investigación biomédica. El entorno de un cuerpo humano es dramáticamente diferente del de los océanos abiertos, y estos fagos oceánicos tienen mucho que enseñarnos sobre procesos biológicos fundamentales”.

Esta investigación fue patrocinada en parte por la Fundación Gordon y Betty Moore, el programa CMORE y el programa Oceanografía Biológica de la Fundación de Ciencia Nacional, y el Departamento de Energía de Estados Unidos.

Reimpreso con permiso de MIT News.

Imagen
Una micrografía electrónica de transmisión de un virus prochlorococcus. Imagen: Simon Labrie and Qinglu Zeng

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http://web.mit.edu/ (en inglés)

Erupción en las Islas Canarias podría crear nuevas tierras

 Volcán Islas Canarias
DPA / IGN

Un volcán submarino en erupción en las costas de las Islas Canarias, llevando un potencial de formación de nuevas tierras. El pico de lava ha crecido a 100 metros del fondo del océano, y ahora está a sólo 70 metros de la superficie. Se ha visto expulsar rocas del mar y la producción de chorros de agua de 20 metros de altura.

El aumento de la actividad sísmica ha sido monitoreada desde julio, lo que indica que el magma se está moviendo rápidamente hacia la superficie.

Los residentes locales han sido evacuados por el peligro potencial de caída de rocas o violentas explosiones de vapor, si la lava se acerca demasiado.

Fuente:
http://www.spiegel.de/ (en inglés)

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