La revista Proceedings of National Academy of Sciences (PNAS), publicó un estudio realizado por científicos de la “Administración Nacional Oceánica y Atmosférica” (NOAA Natiotal Oceanic and Atmospheric Administration), donde informaron que un alto número de arenques del Pacífico de Estados Unidos, murieron tras el derrame de petróleo del carguero Cosco Busan en la Bahía de San Francisco en noviembre del 2007.
“En base a lo que sabemos sobre los efectos del petróleo en la vida de los peces, esperábamos encontrarnos con embriones vivos con un funcionamiento anormal del corazón, pero nuestra sorpresa fue el encontrar tantos embriones en aguas poco profundas, cayendo literalmente a pedazos” dijo el Dr. Juan Incardona, toxicólogo de NOAA y autor del estudio.
Aunque las tareas de limpieza redujeron los efectos visibles del derrame en un tiempo muy reducido, fue imposible recuperar todo el petróleo que, finalmente, fue absorbido por el ecosistema del océano.
¿Podrá La NASA recuperar algún día los 3.9 kg. de plutonio del Generador Termoeléctrico de Radioisótopos (RTG) SNAP-27 del Apolo 13, de las profundidades al sur del Océano Pacífico?, es algo que se cuestiona.
En Abril 13 de 1970, al avisar Jack Swigert que tuvieron un problema en el Apolo 13, el problema no era tan simple como que tres astronautas estaban atrapados en el vacío del espacio a 200,000 millas de la Tierra. El riesgo mayor venía del RTG, una pequeña fuente de alimentación nuclear que contenía plutonio 238. El RTG, que viajaba en el módulo lunar, debía de ser colocado en la luna para proveer de energía a los experimentos. La NASA ya tenía experiencia perdiendo RTGs – un satélite de navegación falló en alcanzar la órbita en 1964 y esparció pequeñas cantidades de plutonio sobre el Océano Índico.
El SNAP-27 había sido diseñado para regresar de nuevo a la tierra intacto en un incidente semejante. El plutonio aparentemente sobrevivió su re-entrada y terminó reposando con lo que quedaba del módulo lunar en la Fosa de Tonga al sur de Fiyi, aproximadamente 6.9 kilómetros bajo el agua (su ubicación exacta es desconocida). El monitoreo extensivo de la atmósfera en el área mostró que la radiación no se escapó.
Con un nueva generación de submarinos de los EE.UU. y China adentrándose cada vez más en las profundidades del océano, ¿está la NASA interesada en la recuperación de este material tóxico?. Una cuestión apremiante para la NASA respecto al PU-238 es donde conseguir más. El elemento artificial es necesario para los sistemas de energía de los satélites de espacio profundo.
El Departamento de Energía de EE.UU. tienen que comprar el PU-238 a Rusia porque EE.UU. dejó de producirlo en 1980 por el tratado de armas nucleares. Sin embargo, por la disminución de suministros en Rusia y controversias contractuales es más difícil encontrar el material.
La NASA está buscando financiamiento para un programa (PDF) con el Departamento de Energía para crear PU-238 en el país, pero el programa está esperando la aprobación del Congreso.