Médicos canadienses dieron a conocer durante el congreso de cardiólogia celebrado en Ottawa, Canadá, que los fumadores activos tienen mayor riesgo de sufrir un derrame cerebral 9 años antes que los no fumadores, siendo en promedio 58 años la edad a la cual los fumadores activos se enfrentan a este mal.
El doctor Robert Reid de la Universidad de Ottawa, encabezó un estudio sobre los daños en los vasos sanguíneos cerebrales de fumadores y no fumadores, a causa del colesterol y el consumo de tabaco.
Se descubrió que fumar intensifica la formación de placas de ateroma (engrosamiento de la pared arterial debido al colesterol, células y otras partículas), lo cual duplica el riesgo de sufrir un infarto cerebral provocado por una aterotrombosis, y eleva 4 veces más el riesgo de hemorragia cerebral debido a la ruptura de vasos sanguíneos.
Si un fumador, después de sufrir una apoplejía leve, continúa consumiendo tabaco, aumenta 10 veces el riesgo de otro accidente cerebrovascular pero de mayor gravedad. Pero si deja de fumar, 18 meses después se neutraliza el efecto negativo de este hábito.
En gran medida depende de nosotros la prevención de sufrir accidentes cerebrovasculares evitando el consumo de tabaco, realizando constantemente alguna actividad física, llevando una sana alimentación y prestando atención a nuestra presión arterial.
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