Los rayos cósmicos (descubiertos por Víctor Franz Hess, en 1912) son partículas subatómicas cargadas de muy alta energía (más de 100,000 millones de veces, que la energía alcanzada con los choques de partículas en el gran Colisionador) proveniente del espacio y que constantemente están “bombardeando” la tierra. En la actualidad se desconoce aún el origen de este tipo de radiación.
El Observatorio Especial de Rayos Gamma de la NASA, descubrió recientemente grandes burbujas energéticas que alcanzan 8 kilopársec (1 Kilopársec = 3,262 años luz) de alto y 6 de ancho, situadas por encima y por debajo de la Vía Láctea.
En base a este reciente descubrimiento, el científico ruso Yákov Istómin, ha planteado la siguiente hipótesis: que los rayos que penetran el espacio cósmico, emanan de las burbujas que se extienden por nuestra galaxia y que estas burbujas fueron “infladas” por una inmensa expulsión de energía, producto de un cataclismo generado por un agujero negro, hace 24 millones de años, según la escala temporal cósmica.
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