Ratones fueron alterados genéticamente por científicos estadounidenses, aumentando 3 veces la cantidad del gen Ube3a (asociado con el desarrollo del autismo) en uno de sus cromosomas, en comparación con lo que tiene un ratón normal.
Esta modificación genética se llevó a cabo con la finalidad de profundizar en la investigación de este trastorno que se ha vuelto cada vez más común. Se comparó el comportamiento de ratones normales con el de los ratones modificados. Estos últimos presentaron conductas parecidas a las que muestran las personas que padecen de autismo, tales como evitar la compañía de otros miembros de su especie, no emitir sonidos al encontrarse con ellos y la realización de movimientos repetitivos, dedicando todo el tiempo a su aseo.
Se explicó que la comunicación entre las neuronas está alterada en los cerebros de estos ratones, y en próximas investigaciones se buscará encontrar qué defectos en los circuitos neuronales son los causantes del trastorno de comportamiento en el autismo.
Los ratones “autistas” podrían ser útiles en la elaboración de fármacos que funcionen como cura contra el trastorno, pues los medicamentos actuales solamente controlan síntomas como agresividad e hiperactividad.
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