Moviendo microfluídicos de la mesa de laboratorio a la fábrica

Microfluidicos
Imagen: Melinda Hale

El Centro de Microfabricación de Polímeros diseña procesos de manufactura para una nueva generación de herramientas de diagnóstico.

Jennifer Chu, MIT News Office. Original (en inglés).

En el futuro no tan distante, chips plásticos del tamaño de memorias USB podrían rápida y precisamente diagnosticar enfermedades como el SIDA y el cáncer, así como detectar toxinas y patógenos en el entorno. Dicha tecnología de laboratorio-en-un-chip – conocida como microfluídica – trabaja por medio de hacer pasar fluidos como la sangre a través de canales microscópicos grabados en la superficie de polímeros. Los científicos han desarrollado maneras de manipular el flujo a microescalas y nanoescalas para detectar ciertas moléculas o marcadores que señalizan enfermedades.

Los dispositivos microfluídicos tienen el potencial de ser herramientas de diagnóstico rápidos, baratos y portátiles. Pero la tecnología aún no ha llegado al mercado. Mientras que los científicos han hecho prototipos exitosos en el laboratorio, los dispositivos microfluídicos – particularmente para uso clínico – todavía tienen que ser manufacturados a gran escala.

David Hardt del MIT (Massachusetts Institute of Technology – Instituto Tecnológico de Massachusetts) está trabajando en mover los microfluídicos del laboratorio a la fábrica. Hardt dirige el Centro para Microfabricación de Polímeros – un grupo de investigación multidisciplinario con fondos de la Alianza Singapur-MIT – que está diseñando procesos de manufactura para microfluídicos comenzando desde cero. El grupo analiza el comportamiento de polímeros bajo condiciones de fábrica, construyendo nuevas herramientas y máquinas para hacer chips basados en polímeros a niveles de producción, y diseñando procesos de control de calidad para revisar la integridad de un chip a escalas submicrónicas – todo mientras se minimiza el costo de manufactura.

“Estos son dispositivos que la gente quiere hacer por millones, por unos pocos centavos cada uno,” dice Hardt, el Profesor de Ingeniería Mecánica en el MIT. “El costo material es cercano a cero, no hay suficiente plástico aquí por el cual enviar una factura. Entonces tienes que reducir el costo de manufactura.”

Micromáquinas

Hardt y sus colegas encontraron que al hacer chips microfluídicos, muchos grupos de investigación y emprendedores han adoptado equipo principalmente de la industria semiconductora. Hardt dice que este equipo – como máquinas de nano-indentación y unión – es increíblemente caro, y nunca fue diseñado para trabajar en materiales basados en polímeros. En su lugar, el equipo de Hardt buscó formas de diseñar equipo más barato que es más apropiado para construir con polímeros.

El grupo se enfocó en una técnica de impresión llamada “micro grabado en relieve” (microembossing), en la que un polímero es calentado, entonces estampado con un patrón de pequeños canales. En experimentos con máquinas existentes, los investigadores descubrieron una falla en el proceso de grabado en relieve: Cuando trataron de soltar la herramienta de estampado del chip enfriado, mucho del plástico se arrancó con ella.

Para prevenir fallas del grabado en relieve en un establecimiento de manufactura, el equipo estudió las interacciones entre el enfriado del polímero y la herramienta de grabado en relieve, midiendo las fuerzas mecánicas entre las dos. Los investigadores usaron entonces las mediciones para construir máquinas de grabado en relieve específicamente diseñadas para minimizar la “pegajosidad” del polímero. En experimentos, el grupo encontró que las máquinas fabricaban chips rápida y precisamente, “a un costo muy bajo”, dijo Hardt. “En muchos casos tiene sentido construir tu propio equipo para la tarea a la mano”, añadió.

Adicionalmente a construir equipo microfluídico, Hardt y su equipo están diseñando innovadoras técnicas de control de calidad. A diferencia de las partes de automóviles en una línea de ensamblado que pueden ser rápidamente inspeccionadas a simple vista, los chips microfluídicos tienen pequeñas características, algunas de las cuales solo pueden ser vistas por un microscopio de alta resolución. Revisar cada característica en tan solo un chip es un ejercicio que toma mucho tiempo.

Hardt y sus colegas idearon una manera rápida y confiable de estimar la “salud” de un proceso de producción de chips. En lugar de revisar si cada canal en un chip ha sido grabado en relieve, el grupo agregó una característica adicional – una pequeña X – al patrón del chip. Diseñaron la característica para que fuera más difícil de grabar que el resto del chip. Hardt dice que la claridad con la que la X fue estampada es una buena indicación de si el resto del chip fue creado precisamente.

Iniciando una industria de golpe

La última meta del equipo es cambiar como se hace la manufactura. Típicamente, una industria construye sus procesos de producción gradualmente, realizando ajustes y mejoras con el tiempo. Hardt dice que la industria de los semiconductores es un claro ejemplo del proceso iterativo de manufactura.

“Ahora lo que ellos hacen en manufactura es imposiblemente difícil, pero ha sido una serie de pequeñas mejoras incrementales con el paso de los años”, dice Hardt. “Estamos tratando de iniciar de golpe y no esperar hasta que la industria identifique todos esos problemas cuando están tratando de hacer un producto”.

El grupo está ahora investigando formas de diseñar una “fábrica auto-correctiva” en la que productos son automáticamente probados. Si el producto no funciona, Hardt imagina los procesos de manufactura cambiando en respuesta, ajustando configuraciones en máquinas para corregir el proceso. Por ejemplo, el equipo está buscando maneras de evaluar cómo los fluidos fluyen a través de un chip manufacturado. El punto en el que dos fluidos se mezclan dentro de un chip debe ser exactamente el mismo en cada chip producido. Si ese punto de mezcla se desplaza de chip a chip, Hardt y sus colegas han desarrollado algoritmos que ajustan el equipo para que corrija el desplazamiento.

Holger Becker, cofundador de Microfluidic ChipShop, una compañía de producción de laboratorios-en-un-chip en Jena, Alemania, dice que el centro de investigación juega un papel importante en entender los diferente procesos involucrados en la producción a gran escala de microfluídicos.

“La mayoría del trabajo académico en microfluídicos se concentra en aplicaciones, y desafortunadamente solo muy poco se concentra en las tecnologías de manufactura adecuadas para la industrialización”, dice Becker. “El equipo de David Hardt toma un acercamiento integral viendo todos los diferentes pasos del proceso y el proceso de manufactura completo en lugar de tecnologías individuales”.

“Estamos llegando a una etapa donde nos gustaría que la industria supiera lo que estamos haciendo”, dice Hardt. “Hemos estado laborando en el viñedo por años, y ahora tenemos esta base, y podría llegar al punto donde estemos por delante del grupo”.

Reimpreso con permiso de MIT News.

Fuente
http://web.mit.edu/ (en inglés)

Una manera más rápida de atrapar células

Célula. Imagen: Jungwoo Lee
Imagen: Jungwoo Lee

Un nuevo dispositivo microfluídico podría ser usado para diagnosticar y monitorear cáncer y otras enfermedades.

Por Anne Trafton, MIT News Office. Original (en inglés).

Separar complejas mezclas de células, como aquellas encontradas en una muestra de sangre, puede ofrecer valiosa información para diagnosticar y tratar enfermedades. Sin embargo, podría ser necesario buscar a través de miles de millones de otras células para recolectar células raras como células de tumores, células madre o células fetales. “Básicamente estás buscando una aguja en un pajar”, dijo Sukant Mittal, un estudiante graduado de la División de Ciencias y Tecnologías de la Salud (HST) de Harvard-MIT.

Mittal y sus colegas en el MIT (Massachusetts Institute of Technology) y el Hospital General de Massachusetts demostraron como un nuevo dispositivo microfluídico puede aislar células objetivo mucho más rápido que los dispositivos existentes. Dicha tecnología podría ser usada en diagnósticos y medicina personalizada.

Los investigadores describen sus resultados en la edición del 21 de febrero del Diario Biofísico. Otros autores de la revista académica son Ian Wong, un postdoctorado en la Escuela Medica de Harvard (HMS. el profesor de ingeniería química del MIT William Deen, y el profesor de Ingeniería Biomédica en el MGH, HMS y HST Mehmet Toner.

Los investigadores usaron un número de técnicas para ordenar las células basadas en diferencias en tamaño, densidad o propiedades eléctricas. Sin embargo, ya que las características físicas de las células pueden variar significativamente, estas técnicas corren el riesgo de separar las células incorrectamente, llevando a un diagnóstico erróneo. Una manera más específica de aislar células es usar anticuerpos que se enganchen a distintas moléculas mostradas en la superficie de las células objetivo.

Sin embargo, este acercamiento selectivo solo funciona si las células objetivo entran en contacto con los anticuerpos diseñados para capturarlas. Esto es improbable que suceda cuando las células están moviéndose a velocidades relativamente altas.

“Imagina que estás parado en un puente sobre un río, y tiras un mensaje en una botella en el centro”, dice Wong. Si el río se está moviendo realmente lento, puedes imaginar que eventualmente la botella andará a la deriva hasta la orilla del río y alguien podrá recogerla. Pero si el río está fluyendo muy rápido, entonces la botella es barrida por la corriente sin llegar a acercarse a los lados”.

Ese es el problema que el equipo necesitaba resolver, dijo Wong: “¿Podemos girar la botella hacía la orilla del río para que pueda ser capturada?” Para alcanzar eso, los investigadores del MIT y el MGH diseñaron su dispositivo para guiar el fluido hacia la parte baja del canal conforme fluye, poniendo en contacto más de las células con los anticuerpos. La clave para su nuevo diseño es el uso de una membrana suave con poros a nanoescala, que separa dos microcanales adyacentes.

Las células entran solamente en un canal, y conforme fluyen a través del canal, el fluido es rápidamente atraído al divisor poroso, llevándose las células con él. El fluido puede pasar al otro canal, pero las células no. Una vez que alcanzan la superficie, comienzan a girar – con la suficiente lentitud para que las células objetivo tengan tiempo de pegarse a los anticuerpos y ser capturadas, pero lo suficientemente rápido para mantener a las otras células moviéndose. Dicho comportamiento de rodar es similar a como las células blancas sanguíneas o las células madre selectivamente “establecen su hogar” en sitios de infección y lesión en el cuerpo.

Shashi Murthy, un profesor asociado de ingeniería química en la Universidad Northeaster, dijo que el dispositivo es simple pero muy bien diseñado. “El campo de los microfluidos se ha dado en su mayoría por prueba y error experimental”, dijo Murthy, quien no estuvo involucrado en esta investigación. “Uno rara vez ve un análisis tan a profundidad, y uno tan bien aterrizado en teoría”.

Una aplicación potencial para estos dispositivos es aislar células cancerosas de muestras de sangre de pacientes. El grupo de Toner ya ha mostrado previamente que el número de células de tumor circulando en el torrente sanguíneo está correlacionado con la respuesta clínica al tratamiento en un paciente dado, sugiriendo el potencial para medicina personalizada para pacientes de cáncer.

“Será necesaria una considerable validación y pruebas antes de que este dispositivo en su etapa temprana pueda ser desplegada en las clínicas”, dijo Toner. “Sin embargo, este novedoso acercamiento podría permitir emocionantes oportunidades de diagnóstico y terapia que no son posibles usando tecnología existente”.

Reimpreso con permiso de MIT News.

Fuente
http://web.mit.edu/ (en inglés)