La frágil y rápidamente cambiante región Ártica es hogar de grandes reservas de metano, un potente gas de invernadero. Conforme el clima calienta la tierra, el metano, congelado en depósitos almacenados en suelos de la tundra del Ártico o en sedimentos marinos, es vulnerable a ser liberado en la atmósfera, donde se sumaría al calentamiento global. Ahora un estudio multi-institucional por Eric Kort del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, en Pasadena, California, ha descubierto una sorprendente y potencialmente importante nueva fuente de metano del Ártico: el Océano mismo.
Kort, un escolar posdoctorado de JPL afiliado con el Instituto Keck de Estudios Espaciales en el Instituto de Tecnología de California en Pasadena, lideró el análisis mientras era un estudiante en la Universidad de Harvard, en Cambridge, Massachusetts. El estudio fue conducido como parte de la campaña aérea de Observaciones Polo-a-Polo HIAPER (HIPPO – HIAPER Pole-to-Pole Observations), que voló aviones Gulfstream V equipados especialmente de la Fundación Nacional de Ciencia (NSF)/Centro Nacional para la Investigación Atmosférica (NCAR) sobre el océano pacífico de casi polo a polo, recolectando mediciones atmosféricas de la superficie terrestre a una altitud de 8.7 millas (14 kilómetros). La campaña, principalmente patrocinada por la NSF con fondos adicionales de NCAR, NASA y la Administracíón Nacional Oceánica y Atmosférica, fue diseñada para mejorar nuestro entendimiento de donde se están originando y almacenando los gases de invernadero en el sistema terrestre.
Durante cinco vuelos HIPPO sobre el Ártico de 2009 a 2010, el equipo de Kort observó aumentar los niveles del metano mientras volaba a baja altura por el control remoto del Océano Ártico, al norte de los Mares de Chukchi y Beaufort. El nivel de metano era alrededor de un medio por ciento mayor que los niveles normales de fondo.
Pero ¿de dónde venía el metano? El equipo no detectó monóxido de carbono en la atmósfera que apuntaría a las posibles contribuciones de actividades de combustión humana. Además, en base en la época del año, la ubicación y naturaleza de las emisiones, que era muy poco probable que el metano provenía de los humedales de altas latitudes o depósitos geológicos.
Comparando ubicaciones de los niveles aumentados de metano con mediciones en el aire de monóxido de carbono, vapor de agua y ozono, se identificó con exactitud una fuente: la superficie del Océano, a través de grietas en el hielo marino del Ártico y áreas del mar parcialmente cubiertas de hielo. Las grietas exponen agua de mar abierto del Ártico, permitiendo al Océano interactuar con el aire, y el metano en las aguas superficiales para escapar a la atmósfera. El equipo no detectó aumento de los niveles de metano al sobrevolar las zonas de hielo sólido.
Kort dijo que los estudios previos por otros habían medido las altas concentraciones de metano en las aguas superficiales del Ártico, pero antes de ahora nadie había predicho que estos niveles aumentados de metano oceánico encontrarían un camino hacia la atmósfera.
¿Cómo se está produciendo el metano? Los científicos aún no están seguros, pero Kort sugirió que la producción biológica de cosas vivientes en las aguas superficiales del Ártico podría ser la culpable. “Es posible que conforme grandes áreas de hielo oceánico se fundan y expongan más agua oceánica, la producción pueda incrementarse, llevando a emisiones de metano más grandes”, dijo. Dijo que estudios futuros serán necesarios para entender los niveles aumentados de metano y los procesos de emisión asociados y para medir la contribución total a los niveles promedio de metano Ártico.
“Si bien los niveles de metano que detectamos no fueron particularmente grandes, la región fuente potencial, el Océano Ártico, es enorme, por lo que nuestro hallazgo podría representar una nueva fuente apreciable global de metano”, añadió. “A medida que la capa de hielo marino en el Ártico continúa reduciéndose en un clima más cálido, esta fuente de metano también puede aumentar. Es importante que reconozcamos la contribución potencial de esta fuente de metano para evitar falsas interpretaciones de los cambios observados en los niveles de metano del Ártico en el futuro”.
El estudio, publicado el 22 de abril en Nature Geoscience, incluyó participación de JPL y Caltech; NSF; el Laboratorio de Investigación de Sistemas Terrestres de NOAA; El Instituto Cooperativo para la Investigación de Ciencias Ambientales de la Universidad de Colorado; La Universidad de Harvard; La Universidad de Princeton; La Universidad Nacional de Bogotá Colombia; y la Corporación de Ciencia y Tecnología. JPL es una división de Caltech.
Fuente
http://www.nasa.gov/ (en inglés)