Un nuevo estudio sugiere que las bacterias intestinales (incluso las benignas) pueden jugar con la mente, alterando la química del cerebro y cambiando el estado de ánimo y el comportamiento, dice John Cryan, neurocientífico de la University College Cork. Para investigar el potencial que tienen las bacterias benignas para alterar la mente, Cryan y sus colegas alimentaron ratones con un caldo adicionado con Lactobacillus rhamnosus.
Los ratones cuyas dietas fueron suplementadas con L. rhamnosus mostraron menos signos de estrés y ansiedad. Pasaron más tiempo explorando pasarelas elevadas y estrechas y espacios abiertos, que son atemorizantes para los roedores, y tuvieron un menor aumento en los niveles de la hormona del estrés. Además, en sus cerebros, se encontraron cambios en los receptores del neurotransmisor GABA que fueron consistentes con un efecto general de reducir la ansiedad. Ninguno de esos efectos ocurrió en los ratones que comieron un caldo sin bacterias añadidas.
Estos cambios y los efectos antiansiedad de L. rhamnosus desaparecieron cuando, antes de alimentar con bacterias a los ratones, los investigadores cortaron el nervio vago, que es un importante conducto de información sensorial del intestino al cerebro. Esto demuestra que el nervio debe estar intacto para que L. rhamnosus tenga un efecto en el cerebro.
Los hallazgos dan lugar a una especulación muy interesante sobre el uso de probióticos en el tratamiento de trastornos anímicos en las personas, pero existe escepticismo con respecto a que los resultados se lleven fácilmente de los ratones a las personas. Sin embargo, este descubrimiento puede demostrar la utilidad de los probióticos como complemento a la terapia de trastornos en el comportamiento humano.
Fuente:
http://news.sciencemag.org/ (en inglés)