Diez (10) Leyendas y Mitos Colombianos

Los Mitos y las Leyendas son una de las costumbres más importantes del pueblo colombiano. Hacen parte de la tradición oral de los pueblos que se encargaron de unir la fantasía con las creencias populares, el resultado fue una serie de cuentos que han ido evolucionando a través de los siglos. Aquí les presento los 10 mitos o leyendas más conocidos en Colombia.

1. El Hombre Caimán: Es una leyenda de la Costa Caribe Colombiana, más exactamente de la población ribereña de Plato, Magdalena, la cual relata la historia de un hombre cuya pasión por espiar mujeres desnudas lo condenó a convertirse en un ser con cuerpo de caimán y cabeza humana.

2. El Mohán: En algunas regiones le dicen Poira. Dicen que es un personaje monstruoso, cubierto de pelaje abundante, que más parece que estuviera envuelto en una larga cabellera. Tiene manos grandes, con uñas largas y afiladas como las de una fiera. La diversidad de leyendas que se cuentan sobre las hazañas o artificios como actúa, constituyen una riqueza folclórica para esta tierra tolimense.

3. La Candileja: Es una bola ígnea de tres hachones o luminarias, con brazos como tentáculos chisporroteantes de un rojo candela, que produce ruido de tiestos rotos. Persigue a borrachos, infieles y a padres de familia irresponsables y blandengues. Asusta también a los viajeros que transitan en horas avanzadas de la noche. Los abuelos y tatarabuelos, en hogares de familias numerosas, cuentan esta leyenda una y otra vez para escarmiento o como lección moral a sus hijos y nietos.

4. La llorona: Convertida en el espíritu vagabundo de una mujer que lleva un niño en el cuadril, hace alusión a su nombre porque vaga llorando por los caminos. Se dice que nunca se le ve la cara y llora de vergüenza y arrepentimiento por lo que hizo a su familia.

5. La Muelona: Dicen que es una mujer bonita de largos cabellos, ojos electrizantes, una dentadura como de fiera que destroza fácilmente lo mismo a un ser humano que a una vaca o un caballo. Como la dentadura la exhibe siempre, parece que estuviera continuamente riéndose. Prorrumpen unas carcajadas estridentes y destempladas, haciendo estremecer la zona donde se halle.

6. La Patasola: Habita entre la maraña espesa de la selva virgen, en las cumbres de la llanura. Con la única pata que tiene avanza con rapidez asombrosa. Es el endriago más temido por colonos, mineros, cazadores, caminantes, agricultores y leñadores. Algunos aventureros dicen que es una mujer bellísima que los llama y los atrae para enamorarlos, pero avanza hacía la oscuridad del bosque adonde los va conduciendo con su mirada lasciva, hasta transformarse en una mujer horrible, con ojos de fuego, boca desproporcionada de donde se asoman unos dientes de felino y una cabellera corta y despeinada que cae sobre el rostro para ocultar su fealdad.

7. Los Duendes: Son ciertos espíritus traviesos que se encargan de atormentar a las personas de cualquier edad, especialmente a las muchachas que tienen novio. En algunos casos las picardías no pasan de cambiar las cosas de su lugar o esconderlas; de revolcar lo que se halla bien colocado y traer noticias. En otros casos son perversos: cuando se la dedican a una persona o a una familia entera, van todas las noches a tirar piedras o terrones en una forma exagerada, que parece un torrencial aguacero de balasto.

8. La Anima Sola: Es una creencia que está todavía muy arraigada en la masa campesina. Su devoción data desde los primeros colonizadores. La representan como una mujer que padece de tormentos en el purgatorio y recorre los caminos con las manos atadas con cadenas.

9. Juan Machete: Considerada como una de las leyendas más conocidas del llano. Cuenta la vida del hombre que quería ser el más poderoso de la región, su nombre era Juan Francisco Ortiz, amo y señor de las tierras de la Macarena. Este señor hizo un pacto con el diablo en el cual le entregaba su mujer e hijos, a cambio de mucho dinero, ganado y tierras.

10. La Madre Monte: Los campesinos y leñadores que la han visto, dicen que es una señora corpulenta, elegante, vestida de hojas frescas y musgo verde, con un sombrero cubierto de hojas y plumas verdes. No se le puede apreciar el rostro porque el sombrero la opaca. Hay mucha gente que conoce sus gritos o bramidos en noches oscuras y de tempestad peligrosa. Vive en sitios enmarañados, con árboles frondosos, alejada del ruido de la civilización y en los bosques cálidos, con animales dañinos.

Referencia
Todacolombia.com/folclor/mitosyleyendas

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