De nada sirve tener una casa, una nevera llena de comida, una cama llena de cobijas, unos parlantes llenos de música; si tu interior se encuentra vacío.
La felicidad no está en lo material, aun así, desafortunadamente, lo material es esencial para sobrevivir. Es cuando lo material es tomado como prioridad que el alma se vuelve vacía, hueca, sin vida.
De nada vale tenerlo todo, cuando en realidad la soledad te envuelve. De nada vale tener un armario lleno de zapatos, si tus ojos están llenos de lagrimas.
Esta es la realidad. Una realidad difícil de aceptar. Aquellos que no tienen lo material, algunas veces, tienen mucho más… En sus almas.
De nada vale tener un buen trabajo si en realidad te gustaría ser otra cosa. Esto no es congruencia, esto ambición… Y la ambición es buena, pues te ayuda en la competencia; pero la ambición no te llena, simplemente te deja más y más vacío, inconforme con lo que tienes y deseando lo que aun no has conseguido. El exceso de la ambición, lleva a la infelicidad.