La depresión bipolar es popularmente caracterizada por los cambios de ánimo que el paciente presenta. Estos cambios son drásticos y van de manía (extremadamente feliz) a depresión (extremadamente triste.)
Después de combatir la depresión clínica por meses, hace tiempo fui diagnosticada con trastorno bipolar. Para mi fue impactante, aun así, para mi madre pareció razonable, ya que ella ha notado como mediante mi vida he tenido este tipo de cambios drásticos.
Hoy me siento “estable”, por ello escribo este articulo, el cual servirá a mi misma cuando nuevamente esté en mi etapa inestable.
El trastorno bipolar es “deprimente” en ambos casos, incluyendo la etapa manía, en la cual la persona tiende a sentirse egocéntrica, casi como si fuese el centro del mundo. En tales etapas, nosotras las mujeres solemos pensar que somos hermosas y que no hay hombre que se nos resista. Sin embargo, una vez que llegas a chocarte con tu lado depresivo, todo cambia. Te vuelves miserable e incluso te preguntas el ¿por qué llegaste a pensar que tú eras tan importante? Cuando en realidad sientes que eres tan insignificante. Así es el trastorno bipolar. Es extremo y tiene dos lados completamente opuestos.
Por otro lado, yo personalmente encuentro cosas positivas en cuanto al trastorno bipolar, bueno, especialmente cuando estoy en manía, la cual aveces considero un don, un superpoder. Si, una estimulación artística. En esta etapa suelo escribir las mejores canciones, los mejores artículos, tomar las mejores fotografías y rendir eficazmente en todas mis distintas facetas profesionales. Lo malo es que de la misma forma, en esta etapa suelo tomar las peores decisiones, ser infiel, herir gente a montones, la promiscuidad alimenta mi ego y mientras éste se alimente, mi mente está feliz.
Por lo general, gente con trastorno bipolar actúa irresponsablemente en la etapa manía y cuando se deprimen se ven realmente hundidos. Hoy me siento en el medio, lo cual es genial, pero no ideal.
Al mismo tiempo me siento terrible por cosas que pasan por mi mente en estas etapas. Anteriormente solía pensar que estas cosas no eran de mi, que eran ajenas y solía odiarlas; pero lentamente me he dado cuenta que en realidad la manía suele traer a la superficie aquellos pensamientos (algunas veces retorcidos) que me pertenecen, pero se mantienen escondidos en la oscuridad.
Cuando estoy en modo depresivo, suelo pensar que todo es un desastre y que no vale la pena seguir viviendo. Es complicado, especialmente en el campo del amor, donde mi pareja siente en ocasiones que no puede lidiar con este tipo de cambios emocionales severos.
Pero así es el trastorno bipolar y aunque es difícil, es tratable y controlable. Es hermoso en su forma única, es abstracto, es extremo. Aveces odio padecer de esto, aveces simplemente me siento afortunada de tenerlo. Soy como soy. Ambos lados al fin y al cabo son YO desde lo más profundo.